El síndrome del latigazo cervical, 1ª parte

El síndrome del latigazo cervical es una lesión con alta prevalencia en todo el mundo, cuya causa más frecuente es la colisión posterior estando en un coche. El nombre lo toma del movimiento brusco que realiza el cuello, como un latigazo, y es un problema que puede llegar a involucrar a gran cantidad de profesionales, sanitarios y no sanitarios, a su alrededor (también abogados, compañías de seguros, etc).

La gravedad de la lesión es muy variable, de hecho, a veces no hay dolor, ni siquiera lesión de modo que una gran parte de pacientes se recuperan bien por sí solos, pero hay veces que la cosa se complica, y es conveniente realizar tratamiento.

En este artículo, que se va a dividir en dos partes, pues de una vez sería larguísimo, pretendo explicaros un poco qué pasa en el cuello cuando hay un latigazo cervical, cuál es el tratamiento que se propone en caso de ser necesario, así como una serie de consejos y recomendaciones generales actualizados que podéis poner en práctica si os ocurre algo así, desmitificando informaciones catastrofistas o nocébicas que muchas veces escuchamos en relación con esta lesión.

En el latigazo cervical se ven involucradas diferentes estructuras del cuello: las facetas articulares, los discos, los ligamentos, la arteria vertebral, todas las articulaciones y la musculatura cervical.

El evento traumático supone una serie de fuerzas divergentes súbitas de aceleración y desaceleración sobre la columna, especialmente la cervical, todo ello en cuestión de segundos:

En una primera fase, el tronco va hacia anterior y las cervicales hacia posterior, propagándose una serie de fuerzas desde la zona dorsal alta hacia arriba, además de la tensión de la musculatura para proteger la zona, resultando en una disminución de la curvatura cervical (rectificación). En este momento, la afectación mayor es a nivel de las articulaciones intereapofisarias (entre las vértebras), que son sometidas a fuerzas de compresión y deslizamiento.

En una segunda fase, la cabeza va hacia delante, a flexión. En este caso se producen fuerzas de compresión y cizallamiento fundamentalmente sobre los discos.

En una tercera fase se produce la vuelta a la posición inicial. Aquí se produce una contracción brusca, conjunta y mantenida de la musculatura cervical.

Una vez revisada la biomecánica del latigazo cervical, podemos comentar que la gravedad del mismo es variable. Para clasificarlo en función de ello se ha propuesto una tabla con varios grados, la Quebeq Task Force, que está aceptada a nivel mundial:

Grado 0  No hay ningún síntomas tras el accidente

Grado I  dolor cervical, contractura, sin presencia de signos físicos.

Grado II  rigidez y dolor localizado.

Grado III  Presencia de signos, síntomas y clínica neurológica.

Grado IV  Lesión ósea (fractura o luxación).

En función de la gravedad de la lesión será el tratamiento que se lleve a cabo (como es lógico no va a ser lo mismo que exista una lesión ligamentosa, a que solo haya contractura muscular, o que se haya producido una fractura).

Tras la lesión, generalmente, se solicitan estudios de imagen (radiografías en inicio) precisamente para descartar problemas óseos. En este punto, aprovecho para decir que los posibles cambios en relación con la curvatura cervical que a veces se observan no siempre son consecuencia del accidente.

¿Cuáles son los síntomas que podemos tener tras una lesión de este tipo? Pues bien, como hemos comentado ya, depende de la gravedad, pero los más comunes son dolor de cuello y rigidez o pérdida de movimiento, y además hay otros síntomas agregados que son: mareo, vértigo, dolor de cabeza, acúfenos, sordera, disfagia, dolor mandibular, dolor de hombro, dorsalgia, inestabilidad emocional… una colección bastante extensa, como podéis ver, pero repito, solo es en algunos casos, en muchas ocasiones no hay ningún problema.

Los síntomas pueden aparecer inmediatamente o tras unos días, la gravedad y las zonas de aparición de los mismos dependerá de cada caso particular.

Hay una serie de factores pronósticos negativos, que se han asociado a una peor recuperación, como son ansiedad, niveles educativos bajos, situación psicosocial complicada, edad avanzada, dolor cervical y de cabeza previos al accidente, lesiones cervicales previas, excesiva responsabilidad familiar / laboral, y, atención, situación de litigio. Sí, amigos, se ha demostrado que las personas que se encuentran inmersos en juicios se recuperan peor y tienden a la cronificación del dolor.

Hasta aquí la primera parte del artículo sobre el latigazo cervical, próximamente, la segunda entrega, donde abordaremos el tratamiento general y de fisioterapia, así como una serie de recomendaciones  sobre la auto-gestión de una lesión de ese tipo.

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