La enfermedad de Parkinson

Hoy es el día mundial del Parkinson, enfermedad neurológica, se estima que en el mundo hay unas 6,3 millones de personas que padecen este trastorno (unas 150.000 en España). Conozco esta enfermedad porque desgraciadamente en mi familia cercana se han dado varios casos, y en la etapa en que trabajé en una Unidad de Estancia Diurna teníamos algunos pacientes afectados, y creo que escribir esta entrada es una buena forma de rendirles un pequeño homenaje a ellos y a todos los enfermos. Quisiera describir las características de esta enfermedad, sin entrar en demasiado detalle, y dar a conocer la labor de los fisioterapeutas en este campo. La enfermedad de Parkinson fue descrita por primera vez en 1917 por el doctor James Parkinson. Se trata de una enfermedad neurodegenerativa que afecta al movimiento voluntario, a la función cognitiva y a la función autónoma (respiración, digestión, circulación, etc). Suele aparecer a partir de los 60 años, pero también existen casos anteriores a los 50 años, no sé si recordaréis el caso del actor Michael J. Fox, conocido por ser el protagonista de la saga de películas “Regreso al futuro”, pues bien, él fue diagnosticado de Parkinson cuando aún era joven. Existen dos tipologías, el Parkinson primario, el más común, que aparece progresivamente sin causa aparente, y el Parkinson secundario, como consecuencia de infecciones, toxinas, enfermedades vasculares, medicación… A día de hoy no se conoce la causa exacta, se cree que ocurre debido a una combinación de factores genéticos y ambientales (por ejemplo la exposición a algunos pesticidas) unidos al proceso de envejecimiento. Se trata de una enfermedad donde pueden aparecer múltiples síntomas, dependiendo del paciente y del estadio evolutivo, pero los principales son lentitud en los movimientos, rigidez (hipertonía muscular), temblor en reposo y problemas de equilibrio y coordinación. Otros problemas comunes en el Parkinson son: cambios en la postura corporal (en fases avanzadas, el cuerpo tiende a encorvarse), marcha arrastrando los pies, bloqueos «off» (pérdida transitoria del movimiento voluntario de los pies), problemas respiratorios y de la deglución, afectación del habla (voz monótona y bajo volumen, falta de ritmo en el habla), dolor muscular, alteraciones cognitivas y psicológicas (depresión, demencia, alucinaciones…), problemas en el sueño… Como podéis ver, es una enfermedad compleja que requiere, para un adecuado abordaje, de la intervención de distintos profesionales en un equipo multidisciplinar, donde se integraría el fisioterapeuta, el profesional del movimiento, una de los elementos más afectados en estos pacientes. Volveremos a esto un poco más adelante.

De un modo muy superficial, comentar que lo que ocurre en la enfermedad de Parkinson es un deterioro por pérdida neuronal a nivel del Sistema Nervioso Central, en los ganglios basales, una región encargada de controlar y coordinar los movimientos y el tono muscular, especialmente en una zona llamada sustancia negra, encargada de sintetizar un neurotransmisor con función moduladora llamado dopamina, produciéndose una disminución en la producción de esta sustancia. La dopamina participa en muchos procesos, como el movimiento, la memoria, comportamiento y cognición, atención, sueño, humor, aprendizaje… por tanto, estas funciones se ven afectadas en mayor o menor medida en la enfermedad de Parkinson.

 

Volvamos al tratamiento del Parkinson, que dejamos aparcado. Lo más adecuado, a riesgo de repetirme, es realizar un tratamiento multidisciplinar donde intervendrán distintos profesionales como el neurólogo, el fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, neuro-psicólogo, enfermero, nutricionista… con el objetivo último de mantener las capacidades del paciente en las mejores condiciones posibles, fomentando su máxima independencia.

El tratamiento farmacológico del Parkinson normalmente está constituido por combinaciones complejas de fármacos, que variarán en función de la edad y los niveles de afectación del paciente, pero el medicamento más utilizado es la LEVODOPA.

Pero existe también la posibilidad de tratamiento quirúrgico, cuyo éxito depende de una cuidadosa selección del paciente. Hay dos tipos fundamentales de intervención, produciendo una lesión (palidotomía / talotomía) o mediante estimulación cerebral profunda.

Por fin voy a hablar un poco de la fisioterapia, dirigida principalmente a abordar las dificultades en el movimiento en el contexto de la vida diaria, buscando siempre la máxima funcionalidad posible. Tratamos los trastornos del movimiento, a través, principalmente, del movimiento (aunque parezca una redundancia). La fisioterapia está centrada en el paciente y en sus manifestaciones clínicas, dependerá mucho del estadío en que éste se encuentre, y pretende capacitar a los enfermos para mantener el máximo nivel de independencia posible.

Algunos objetivos generales de la fisioterapia en las personas con Parkinson:

♦Alivio del dolor.

♦Corrección de alteraciones posturales.

♦Fortalecimiento de la musculatura debilitada.

♦Mejoría de la función respiratoria, la masticación y la deglución.

♦Mejoría del equilibrio y coordinación.

♦Corrección de la marcha.

♦Ayuda en las transferencias (ponerse de pie, levantarse de la cama, sentarse / levantarse de una silla…).

♦Mantenimiento de un estilo de vida activo.

Existen variedad de abordajes de fisioterapia, hay terapeutas que utilizan predominantemente unos métodos u otros (Bobath, Facilitación Neuromuscular Propioceptiva, ejercicios de fortalecimiento, movilizaciones, reeducación del equilibrio, técnicas de pistas, reeducación psicomotriz…), pero, si uno padece esta enfermedad, es recomendable acudir a un fisioterapeuta especializado en rehabilitación neurológica, que comprenderá mejor los procesos que acontecen en estos pacientes y podrá llevar a cabo un plan de tratamiento más adecuado, y mejor si es en fases tempranas.

No se debe olvidar a los cuidadores, personas anónimas que sufren directamente las consecuencias de la enfermedad sin ser ellas mismas enfermas, y padecen un importante desgaste psicológico y físico en el cuidado de estos pacientes, especialmente en fases avanzadas de la enfermedad; a ellas también debe estar orientada la fisioterapia y otros abordajes de salud (muy importante el papel de la psicología), pues se les debería proporcionar herramientas para sobrellevar lo mejor posible la responsabilidad que supone el cuidado. Los fisioterapeutas podemos ayudarlos ofreciéndoles información y formación sobre las transferencias de pesos, maniobras beneficiosas para el paciente, así como herramientas para su propio auto-cuidado (ejercicios para aliviar dolores mecánicos, técnicas de relajación, estiramientos activos…).

Las asociaciones de pacientes son entidades sin ánimo de lucro que pueden ayudar a los pacientes y sus familiares, especialmente al principio, cuando están sumidos en la incertidumbre de no saber qué va a pasar. En ellas pueden encontrar información sobre la enfermedad, los tratamientos existentes y adecuados para cada enfermo, conocer personas con el mismo problema, y, normalmente, ofrecen servicios a coste reducido para los enfermos (Fisioterapia, Psicología, Unidades de Estancia Diurna…).

Para finalizar, dar muchos ánimos a los pacientes y familiares, desearles que no pierdan la alegría y las ganas de moverse, porque el movimiento, aunque sea un poco más lento, es vida.

BIBLIOGRAFÍA

-Fisioterapia en la rehabilitación neurológica. Maria Stokes. Editorial Elsevier, 2006, 2ª edición.

-Protocolo de fisioterapia en el paciente parkinsoniano. Varios autores. Revista Fisioterapia

-Fisioterapia versus placebo o ninguna intervención en la enfermedad de

Parkinson (Revision Cochrane traducida). Cochrane Database of Systematic

Reviews 2012 Issue 8. Art. No.: CD002817. DOI: 10.1002/14651858.CD002817

-www.fedesparkinson.org

-www.epda.eu.com

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